viernes, 27 de noviembre de 2015

El mar.



Te atrapa aunque estés lejos de él
y siempre consigue que vuelvas,
a mirarlo,
a dejarlo atravesarte.

Apasiona y aterra de igual manera.
Sentada en la orilla no puedo pensar,
él invade mi mente y todos mis sentidos.

Huelo su sal, siento esa sal en mis labios, en mi piel...
Sus rugidos llegan a mí como susurros.

Invadiéndome, infectándome con su magia,
haciendo que le pertenezca.

Tan maravilloso e intimidante.
Delicado y bestial.
Inofensivo y letal. 

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